Desde muy joven identifiqué dos problemas que me preocupaban sobremanera: el desarrollo humano sustentado en los valores y las operaciones y procesos de las empresas. Tiempo después, lo anterior se mostraría claramente como mi Alto Ideal.
Cursé mi educación superior en Ciudad Juárez, Chihuahua, un lugar de grandes contrastes en el que convivían, por un lado, empresarios dinámicos y grandes corporaciones, y, por el otro, los dolores personales, sociales y culturales de una urbe que experimentó un cambio radical en su estilo de vida debido a la llegada de las maquiladoras, a raíz del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
Al cursar la licenciatura en Administración de Empresas en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM-CCJ), pude convivir con grandes maestros que, además, eran exitosos empresarios. De ellos logré aprender mucho más que información técnica, pues la mayoría eran líderes con valores humanos, preocupados por su contribución social.
Si bien estaba familiarizado con el lado próspero de la ciudad, mi interés por enseñar a la niñez me llevó a conocer a la comunidad que vivía una situación diametralmente opuesta, con problemas que iban, por desgracia, mucho más allá de la pobreza: existía una alarmante falta de valores, producto de un entorno social modificado de manera abrupta.
Entonces me enfrenté al cáncer.
Los dos años que pasé combatiendo a la enfermedad me llevaron a cuestionarme cuál era mi propósito en esta vida y qué quería dejarle al mundo. También me dio una gran lección, pues entendí que la mente tiene un papel importante en el funcionamiento del cuerpo.
Alinear la mente con el cuerpo, hacer consciente lo inconsciente, fue un proceso que, en definitiva, junto con los valientes oncólogos mexicanos, me ayudó a recuperar la salud. El padecimiento se fue así como vino, e incluso ahora recuerdo ese tiempo como uno increíblemente lleno de alegría y esperanza.
Volví a las vocaciones de mi vida: a dar consultoría a las empresas e inculcar valores humanos, sobre todo a los niños, pero también a los adultos. Fue durante mis estudios de maestría en Educación para la Paz en la Universidad Albert Einstein que tuve oportunidad de darle estructura definitiva a estos dos impulsos. ¡Siempre habían estado ahí!
Llegué a la conclusión de que las empresas son una representación de su líder: de su evolución, sus virtudes y sus debilidades. Si el líder logra compartir sus habilidades y virtudes a través de su organización para el beneficio de la humanidad o del planeta, encuentra su Alto Ideal. Así, tanto las empresas como los individuos que las conforman llegan a actuar de acuerdo con su propósito máximo, lo que deriva en extraordinarios resultados en todos los aspectos.
Así comenzó todo: el Programa y los Talleres de Neurotransformación (PNT), el Modelo Octagonal y el Programa de Evolución Empresarial. Formé Naturaleza Humana como la primera aceleradora de líderes desde el ámbito de la conducta humana; sistematicé todo este conocimiento y experiencia que hoy ponemos a tu alcance para impulsar tu propio liderazgo y transformar tu empresa.
Su trayectoria profesional
Adrián Alavés conceptualizó y desarrolló el Programa y los Talleres de Neurotransformación, el Modelo Octagonal y el Programa de Evolución Empresarial como respuesta a una pregunta muy básica que deben hacerse tanto las personas como las organizaciones: ¿A qué vine a este mundo?
Se convirtió en entrenador de la conducta humana y creó la primera aceleradora de líderes con el método más rápido y efectivo para entender y trasformar la conducta de las personas.
El licenciado en Administración de Empresas por el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM-CCJ) es un profesional de la consultoría empresarial que asesora desde hace 25 años a empresas nacionales y multinacionales en México, en aspectos de planeación estratégica, procesos de negocio, mercadotecnia, capacitación organizacional y desarrollo humano, entre otros. Actualmente es también conferencista sobre temas como valores y desarrollo humano.
Después de ganar su lucha contra el cáncer a los 19 años, pone en marcha un obsesivo plan con el fin rescatar los valores a través de los niños, desarrollando una metodología de promoción de valores utilizando el juego y la fantasía como sus herramientas didácticas.
Entonces funda la empresa Educación Planeta, S. A. de C. V., dedicada a la mercadotecnia infantil que incluía la participación de animadoras en restaurantes de una reconocida cadena de comida rápida en la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey como guías en valores a través del juego. Esta iniciativa le valió el Premio “YUM, Brand International” al mejor programa infantil a nivel mundial.
Es maestro en Educación para la Paz por la Universidad Albert Einstein, afiliada a la Unesco y cuenta con una especialidad en Valores Socioculturales del Mundo por la Universidad Pontificia de Madrid, así como estudios en psicología y pedagogía.
Como socio consultor en la empresa Desarrolladora Organizacional Gestión Humana, S. C., realizó importantes proyectos con empresas multinacionales y fungió como miembro del Centro de Investigación en Educación Valoral de la Universidad Albert Einstein, asesorando al área de Desarrollo Humano Empresarial, destinada al impulso de una nueva conciencia individual y empresarial para el desarrollo integral de las organizaciones, comunidades y el entorno natural.
Es además cocreador de diplomados como “Los nuevos valores para el siglo XXI” y “Prevención del acoso escolar”, cocreador y asesor del “Curso de primeros respondientes en la Cruz Roja Mexicana”, asesor de proyectos de prevención de la violencia para fundaciones y empresas privadas y organizaciones sin fines de lucro como FUDDE, Fundación en Movimiento y la Universidad Albert Einstein, entre otras.
Ha escrito los libros El bosque de la educación, La flor de la paz, y es presidente fundador de Naturaleza Humana, la aceleradora de líderes con el método más rápido y efectivo para entender y trasformar la conducta del ser humano.
Hoy, Adrián Alavés conoce perfectamente y practica su Alto Ideal: ayudarle al mayor número de personas y organizaciones a encontrarse a sí mismas, a encontrar armonía y ponerlo en práctica.
y esta es su definición de paz y la contribución que quiere dejar al mundo.