Actúe o deje que los demás actúen por usted

La diferencia entre las personas que toman la iniciativa y las que no lo hacen equivale literalmente a la diferencia entre el día y la noche. No estoy hablando de un 25% o 50 % de efectividad; hablo de un 5000% de diferencia, en particular si esas personas son inteligentes, sensibles ante las necesidades de los demás y están siempre alerta.

Crear en nuestra vida el equilibrio de efectividad P/CP (Productividad/Capacidad de Productividad) requiere iniciativa

Hace falta iniciativa para desarrollar los siete hábitos. Al estudiar los otros seis hábitos, el lector verá que cada uno de ellos depende del desarrollo de los músculos proactivos. En todos los casos, es uno mismo quien tiene la responsabilidad de actuar. Si espera que los demás actúen sobre usted, actuarán sobre usted. Y las consecuencias en cuanto al desarrollo y las oportunidades dependen de que se siga una u otra ruta.

En una ocasión trabajaba con un grupo de personas de la industria de mantenimiento del hogar, representantes de veinte organizaciones diferentes que se reunían trimestralmente a fin de compartir sus números y problemas de una manera desinhibida.

Vivíamos en una época de gran recesión, y el efecto negativo en esa industria en particular era más grave aún que sobre la economía en general. Cuando empezamos, esas personas se sentían totalmente desanimadas.

El primer día, plantearon un interrogante: “¿Qué nos está sucediendo? ¿Cuál es la causa?” Estaban sucediendo muchas cosas. Las presiones ambientales eran poderosas. El desempleo se había generalizado, y muchas de esas personas estaban despidiendo a amigos para conservar la viabilidad de sus empresas. Al final del día, todos nos sentíamos aún más descorazonados.

El segundo día la pregunta fue:

“¿Qué nos va a pasar en el futuro?”

Estudiaron las tendencias ambientales con el supuesto reactivo subyacente de que éstas determinarían su futuro. Al final del segundo día estaban aún más deprimidos. Las cosas iban a ir peor antes que se pusieran mejor, y todos lo sabíamos.

De modo que en el tercer día decidimos centrarnos en la pregunta proactiva de: “¿Cuál es nuestra respuesta? ¿Qué vamos a hacer nosotros? ¿Cómo podemos nosotros tomar la iniciativa en esta situación?”. Por la mañana hablamos sobre control y reducción de costos. Por la tarde se habló sobre ampliar el mercado. Se aportaron profusamente ideas sobre ambas áreas, y después nos concentramos en cosas muy prácticas y factibles. Las reuniones concluyeron con un espíritu de excitación, esperanza y conciencia proactiva.

Al final del tercer día, resumimos los resultados de la conferencia en un respuesta en tres partes a la pregunta de “¿Cómo está el negocio?”

  • Primera parte: lo que nos está sucediendo no es bueno, y las tendencias sugieren que será peor antes que mejore.
  • Segunda parte: pero lo que nosotros estamos determinados que suceda es muy bueno, pues controlamos mejor, reducimos los costos y ampliamos nuestro mercado.
  • Tercera parte: por lo tanto, el negocio está mejor que nunca.

¿Qué diría a todo esto una mente reactiva?

“Oh, vamos. Afrontemos los hechos. No pueden llevar más adelante este enfoque de pensamiento positivo y automentalización. Más tarde o más temprano tendrán que afrontar la realidad”

Pero era un hecho que estábamos afrontando la realidad. Estábamos afrontando la realidad de las circunstancias del presente y las proyecciones respecto del futuro. Pero también afrontábamos la realidad de que teníamos el poder de elegir nuestra respuesta a las circunstancias y proyecciones. No afrontar la realidad hubiera sido aceptar la idea de que lo que sucede en nuestro ambiente tiene que determinarnos.

Las empresas, los grupos comunitarios, las organizaciones de todo tipo (incluso las familias) pueden ser proactivos. Pueden combinar la creatividad y los recursos de los individuos proactivos para crear una cultura proactiva dentro de la organización. La organización no tiene por qué estar a merced del ambiente; puede tomar la iniciativa para llevar a la práctica los valores compartidos, y alcanzar los propósitos compartidos de todos los individuos implicados.

Te invitamos a realizar nuestro diagnóstico, en el que descubrirás tu configuración subconsciente y podrás entender tu papel en la cultura. Puedes invitar a otros miembros de tu organización, ya sea familia, empresa o comunidad a realizar estas 6 preguntas. Entendernos nos hará más conscientes de nuestros actos con otros individuos.

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