El amor no es algo con lo que nacemos, hay que aprender cómo darlo y como queremos recibirlo.

Podría resultar extraño que digamos que es necesario aprender a recibir ya que generalmente se piensa que lo más difícil es dar y que recibir es fácil y placentero. Sin embargo, también existen bloqueos mentales que limitan la capacidad de recibir afecto.

Por ejemplo, hay que desprenderse de ideas rígidas tales como: “quiero que mi hija sea más atenta conmigo”

Por supuesto no es un mal deseo, pero puede que las cosas no se den de esa manera y mientras sufre porque su hija no la atiende es posible que se esté perdiendo la oportunidad de recibir cariño de su otro hijo que se encuentra mejor dispuesto para atenderlo.

Hay que estar abiertos para recibir de quien y del modo en que la vida nos lo presente.

Como vemos, el amor es un arte que requiere dedicación y esfuerzo. Se podría decir que nadie “nace” amando, sino que hay que aprender a amar. Pero tal vez usted alguna vez se ha sentido enamorado y estará pensando que en realidad no necesitó de ningún esfuerzo ni aprendizaje especial para enamorarse.

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A pesar de la gran importancia que le atribuimos al amor, pocos creen que hay algo que aprender sobre él, la mayoría piensa que es algo totalmente espontáneo, natural y que no requiere de ninguna atención especial.

Y tienen razón, el amor debe crecer libre, espontáneo y natural, pero al igual que una hermosa flor, necesita de cuidados y en ese punto es donde fallan muchos.

La hermosa experiencia inicial del enamoramiento surge espontáneamente y la afinidad entre dos personas también, pero para que el amor sobreviva al paso del tiempo se requiere cultivar el arte de amar. Veamos que nos dice al respecto el Dr. Erich Frömm, gran psicoanalista y humanista del siglo veinte:

El arte de amar

Un… “error que lleva a suponer que no hay nada que aprender sobre el amor, radica en la confusión entre la experiencia inicial del “enamorarse” y la situación permanente de estar enamorado, o mejor dicho, de “permanecer” enamorado.

Si dos personas que son desconocidas la una para la otra, como lo somos todos, dejan caer de pronto la barrera que las separa, y se sienten cercanas, se sienten uno, ese momento de unidad constituye uno de los más estimulantes y excitantes de la vida.

Y resulta aún más maravilloso y milagroso para aquellas personas que han vivido encerradas, aisladas, sin amor. Ese milagro de súbita intimidad suele verse facilitado si se combina o inicia con la atracción sexual y su consumación. Sin embargo, tal tipo de amor es, por su misma naturaleza, poco duradero.

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Las dos personas llegan a conocerse bien, su intimidad pierde cada vez más su carácter milagroso, hasta que su antagonismo, sus desilusiones, su aburrimiento mutuo, terminan por matar lo que puede quedar de la excitación inicial. No obstante, al comienzo no saben todo esto: en realidad, consideran que la intensidad del apasionamiento, ese “estar locos” el uno para el otro, como una prueba de la intensidad de su amor, cuando sólo muestra el grado de su soledad anterior.

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Esa actitud –que no hay nada más fácil que amar- sigue siendo la idea prevaleciente sobre el amor, a pesar de las abrumadoras pruebas de lo contrario. Prácticamente no existe ninguna otra actividad o empresa que se inicie con tan tremendas esperanzas y expectativas, y que, no obstante, fracase tan a menudo como el amor.

Si ello ocurriera con cualquier otra actividad, la gente estaría ansiosa por conocer los motivos del fracaso y por corregir sus errores –o renunciaría a la actividad-. Puesto que lo último es imposible en el caso del amor, sólo parece haber una forma adecuada para superar el fracaso del amor, y es examinar las causas de tal fracaso y estudiar el significado del amor.

Erich Frömm –El arte de amar-

El amor no es fácil porque nadie lo enseña, amar debe empezar en uno mismo, conocernos para saber nuestras necesidades y después viene lo demás. Amar también es entender como el otro quiere que lo quieran, y que ese otro empiece a amarse también.

Tomar la decisión de amarse empieza por saber que es de lo que carece y de lo que necesita. Hay que entender que nuestra felicidad no depende de un beso, o un abrazo, depende de sentirnos completos, y eso sólo se puede encontrar en el interior.

Te regalamos el primer paso para empezar a amarte, que es un diagnóstico para entender las necesidades de nuestro interior.

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